La adopción de tecnología en la educación ha sido un fenómeno en constante crecimiento en los últimos años, impulsado por avances tecnológicos y la necesidad de modelos educativos más flexibles, innovadores y accesibles. Sin embargo, la adopción de la tecnología en los entornos virtuales puede llegar a ser un proceso complejo debido a factores como la resistencia al cambio o procesos tradicionales arraigados.
Una forma de enfrentar estos desafíos y poder conseguir una adopción tecnológica efectiva es tomar como referencia la curva de adopción de la innovación, que fue conceptualizada por el sociólogo Everett Rogers en 1962 y es una representación gráfica del proceso de aceptación de una innovación a lo largo del tiempo, dividiendo a los usuarios o consumidores en cinco categorías, de acuerdo a su disposición para adoptar dicha innovación:
- Innovadores: Son pioneros entusiastas que buscan constantemente nuevas experiencias y están dispuestos a asumir riesgos.
- Primeros en adoptar: Representan líderes de opinión respetados que evalúan cuidadosamente la innovación y comparten su experiencia positiva con otros.
- Mayoría temprana: Son pragmáticos que buscan reducir riesgos y adoptan la innovación tras observar sus beneficios en aquellos que la han adoptado primero.
- Mayoría tardía: Son cautelosos y escépticos, solo adoptan la innovación cuando esta se ha convertido en una norma socialmente aceptada.
- Rezagados: Son resistentes al cambio y solo aceptan la innovación cuando no tienen otra alternativa.
¿Cómo aprovechar la curva de adopción para lograr la apropiación tecnológica por parte de los docentes?
Al introducir una nueva tecnología o innovación en las instituciones educativas es común encontrarnos con resistencia al cambio por parte de los docentes, la cual, al no ser gestionada de manera correcta puede llevar a que la tecnología no sea utilizada y se pierda la inversión realizada junto con los beneficios que traería para los procesos de aprendizaje.
En ese contexto, la curva de adopción de la innovación es un modelo que permite que las instituciones de educación superior dividan a la comunidad académica en los grupos expuestos en la curva de adopción y generen estrategias de acuerdo a sus características para lograr una apropiación más efectiva.
- Innovadores y primeros en adoptar: en estos dos grupos se encuentran los docentes que tienen una disposición innata por experimentar nuevas tecnologías e integrarlas en sus planes educativos, reconociendo beneficios como flexibilidad y acceso a recursos diversos.
- Mayoría temprana: son los docentes que, tras observar los resultados positivos en los pioneros, deciden implementar la tecnología en sus procesos para gozar de sus beneficios.
- Mayoría tardía: conformada por aquellos más reacios a adoptar la nueva tecnología, requiere de esfuerzos específicos para brindar apoyo y facilitar la integración.
- Rezagados: representan el grupo más resistente al cambio, requiriendo estrategias de sensibilización y capacitación para destacar los beneficios y disipar percepciones negativas.
Una vez identificados estos grupos, las instituciones de educación superior pueden generar estrategias para cada grupo, lo que representa una mayor efectividad. Por ejemplo, mientras que un docente que se encuentra en la mayoría tardía necesitaría de más capacitaciones o estrategias que lo convenzan de la importancia de integrar esa nueva tecnología en su día a día, los docentes que se encuentran en el grupo de visionarios ya tienen una disposición previa a adoptar la tecnología, por lo que las estrategias con ellos podrían ir más enfocadas a convertirlos en embajadores o líderes de comunidades de aprendizaje, que evangelicen en el uso de la tecnología a los otros grupos.
Planificar estrategias de capacitación docente de acuerdo a los grupos de adopción podría ayudar a disminuir la resistencia de algunos docentes a las capacitaciones en tecnología o habilidades digitales, pues serían capacitaciones personalizadas de acuerdo a su disposición. Igualmente, es necesario crear estrategias específicas para aquellos docentes que solo han enseñado de manera presencial, y capacitarlos en las habilidades requeridas para procesos de enseñanza virtual.
Es importante destacar que la posición en la curva no es estática. A través de esfuerzos continuos de capacitación y evidencia de los beneficios de las tecnologías, las instituciones de educación superior pueden ayudar a los docentes a avanzar a lo largo de la curva, logrando una adopción más amplia y efectiva.